Muerte de Iván
Era un domingo, 23 de Julio del 2007 a las 8:00 pm cuando mi esposo recibió una llamada de la novia de Iván, el hijo mayor del primer matrimonio de mi esposo. Ella le dijo que estaba en un centro de salud porque Ivan había sufrido un desmayo mientras hablaba por teléfono con su mamá.
Cuando mi esposo se fue al centro de salud, yo me quedé orando con mis dos pequeños hijos y sentí en mi corazón que Ivan había partido a la presencia de Dios. Mi oración no era pidiendo salud sino que nos diera paz porque Ivan ya no estaba con nosotros.
Cuando supimos la noticia, llamamos a un médico amigo y a su esposa para que acompañaran a mi esposo al Centro de Salud.
Llegaron con la noticia de que no había nada que hacer: fue infarto al corazón fulminante.
No recuerdo mi reacción, ni la reacción de mi esposo. Creo que los dos quedamos impactados pero nos concentramos en las diligencias que había que hacer con la funeraria, anunciarle a la mamá y a su hermana, quienes vivían en Bogotá y anunciarle a la iglesia, a la cual servíamos como pastores.
Al otro día, recibimos a la mamá, tía y hermana de Ivan al terminal de transporte, fuimos a la funeraria, le pedimos el favor a una amiga de hacerse cargo de nuestros pequeños hijos , Samuel y Santiago, quienes fueron al colegio, pues no queríamos que ellos presenciaran este dolor en la funeraria.
También llegó la mamá y la hermana de mi esposo, y mientras tanto, muchas personas de la iglesia asistieron a la funeraria a darnos el pésame mientras esperábamos llevarlo al cementerio. Recuerdo que yo estaba fuerte dándole apoyo a mi esposo.
El martes por la mañana nos alistamos para hacer la ceremonia fúnebre: Mi esposo , lleno de Dios, realizó la ceremonia y se le notaba fortalecido y dando palabras de aliento y consuelo a la mamá, hermana y demás familiares que pudieron viajar a Pereira.
Solamente el Espíritu Santo puede darnos ese poder en medio del dolor y la tristeza. Yo, perteneciente al grupo de la alabanza, no pude casi cantar, se me quebrantaba la voz y lloraba constantemente. Sin embargo, a la hora de la cremación, no recuerdo ni qué hacía ni cómo estaba. Parecía hipnotizada.
Nos llamó la atención que solamente un pastor de la iglesia matriz se hubiera presentado el día del entierro. Pero en esos momentos, yo no pensaba más allá de lo que veía.
Al siguiente día, Miércoles, fuimos a la iglesia, y mi esposo preparó el servicio que había que atender a las 7:00 de la noche. Yo lo veía y pensaba cuando él daba el sermón en la fortaleza que Dios le había dado para no quebrantarse en esos momentos mientras daba la explicación de la muerte para los cristianos. Parecía que estábamos bien, muy normal todo, porque entendíamos que el Señor es el dueño de nuestra vida y sabe cuándo nacemos y cuándo morimos porque Él es Soberano .
Sin embargo, el jueves y viernes tuvimos que trabajar porque habían consejerías pendientes que realizar y actividades administrativas que requerían la atención de mi esposo.
Sin embargo, me sentía cansada, embotada, le pedía a Dios que me fortaleciera y en la cuarta consejería, que realicé el día viernes, no pude contener mi llanto frente a la persona que se suponía que iba a mi oficina para ser consolada. Me quebranté tanto y fue tanto mi llanto que terminamos las dos llorando y le pedí perdón por no poder atenderla.
Me sentía seca, sin nada para dar a otras personas, quería llorar todo el tiempo, estaba desesperada en mi oficina, no quería estar ahí, me sentía confundida.
Iván tenía treinta años, estaba estudiando administración de empresas, trabajaba en la pizzeria de su novia y él le ayudaba a administrarla. Hacía un año y medio que había decidido irse a la ciudad de Pereira a vivir con nosotros. Fue un tiempo hermoso, porque mi esposo tuvo la oportunidad de reconciliarse con él y compartir momentos de acercamiento que habían perdido a raíz de la separación con la mamá de Iván.
Tuvimos también momentos muy agradables para conocernos y que nuestro pequeños hijos recibieran el afecto de su hermano mayor, al cual respetaban y veían con admiración.
Cuando Iván decidió independizarse y vivir solo, notamos que su alimentación diaria estaba basada en comer pizza y Coca-Cola. Además tenía el mal vicio de fumar, al cual le llamamos muchas veces la atención por el daño que éstos malos hábitos podían afectar su cuerpo físico. Comenzó a engordar debido al consumo de comida chatarra y rápida.
Supimos que antes de morir, había viajado a Bogotá a visitar a su mamá, hermana y sobrino. Además había aprovechado el viaje para ir donde el médico porque no se había sentido muy bien. El médico, le sugirió que dejara el cigarrillo y le prestara atención a su peso corporal, pues tenía un poco de sobrepeso.
Pero, retomando el tema de mi quebrantamiento en la consejería después de 4 días de la muerte de Iván, salí de mi oficina a decirle a mi esposo que no podía más.
Me sentía seca que no podía dar nada, necesitaba respirar, me sentía ahogada, no podía hablar sin llorar y no dejaba de pensar en Iván.
Mi esposo se sentía igual, pero su responsabilidad como pastor en la iglesia, no le había permitido llorar lo que hubiera deseado en esos 4 días. No recibimos apoyo de la iglesia matriz hasta que llamamos desesperados pidiendo ayuda y reemplazo porque necesitábamos hacer ¨duelo¨.
Por fin, recibimos respuesta de la iglesia de Bogotá, y enviaron a un pastor para reemplazar a mi esposo por una semana.
Fue así como nos fuimos el sábado a una finca del Quindío, a llorar lo que en toda la semana no habíamos llorado; a gemir, gritar, y preguntarle al Señor, Por qué? Para qué?, tan joven? Preciso ahora? Cuál era el propósito de todo este dolor?.
Y aquí comienza el verdadero proceso de duelo, sanidad y restauración del Señor en cada uno de nosotros.
- Proceso de dolor y preguntas
El Señor me llevó a Habacuc 1: 1-5
¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda
sin que tú me escuches?
¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia
sin que tú nos salves?
3 ¿Por qué me haces presenciar calamidades?
¿Por qué debo contemplar el sufrimiento?
Veo ante mis ojos destrucción y violencia;
surgen riñas y abundan las contiendas.
4 Por lo tanto, se entorpece la ley
y no se da curso a la justicia.
El impío acosa al justo,
y las sentencias que se dictan son injustas.
Todos los días hacemos el devocional en familia, y en esos días en la finca, no fueron diferentes. Seguíamos orando, alabando y adorando al Señor.
Hasta que un día llegó nuestro hijo mayor, Samuel que tenía 7 años y nos dijo: ¨Ya no lloren más, Iván está con Dios y él nos está preparando cuartos para nosotros en el cielo¨.
Esa afirmación la sentimos de parte de Dios; fue como Dios diciéndonos, Ivan está bien y quiero que ustedes también, no lloren más por él.
2. Oración por un duelo saludable.
- Saber y entender que Iván ya no está con nosotros en este mundo pero que está con Dios me llevó a orar por protección para no dejarnos atacar la mente con pensamientos destructivos que nos podían llevar a la culpa, depresión, o pensamientos negativos, de ¨si hubiera hecho¨, ¨si no hubiera hecho¨,¨por qué no le insistí más en el cuidado de la comida chatarra?¨ ¨la mala influencia de la novia que lo dejaba fumar¨, y muchos pensamientos más que acaban con nuestra paz interior.
- Entregar nuestro dolor a Dios, pedir apoyo y fortaleza en las oraciones.
3. Proceso de restauración.
El domingo queríamos ir a la iglesia pero no nos sentíamos con fuerza de saludar a nadie conocido ni teníamos el ánimo de compartir con otras personas. Por eso decidimos irnos para Cali y , aunque conocíamos al pastor de esta iglesia, no queríamos que nos reconocieran. Por eso mi esposo, se dejó crecer la barba y yo me puse gafas oscuras y me recogí el cabello para que nadie supiera que estábamos allí. Sin embargo, un ujier nos reconoció y una fiel servidora de nuestra iglesia en Pereira, estaba de visita en Cali y se acercó a saludarnos. No tuvimos más remedio que responder al saludo pero no me sentía con fuerzas, ánimo ni poder.
Dios me mostró otra vez en Su Palabra Habacuc 3: 17-19
Aunque la higuera no florezca,
ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
ni ganado alguno en los establos;
18 aun así, yo me regocijaré en el Señor,
¡me alegraré en Dios, mi libertador!
Luego, comenzó Dios a hablarme en el Salmo 34:18
El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón;
él rescata a los de espíritu destrozado.
Isaías 43:1-2
Pero ahora, así dice el Señor,
el que te creó, Jacob,
el que te formó, Israel:
«No temas, que yo te he redimido;
te he llamado por tu nombre; tú eres mío.
2 Cuando cruces las aguas,
yo estaré contigo;
cuando cruces los ríos,
no te cubrirán sus aguas;
cuando camines por el fuego,
no te quemarás ni te abrasarán las llamas.
Isaías 46: 4-7
Aun en la vejez, cuando ya peinen canas,
yo seré el mismo, yo los sostendré.
Yo los hice, y cuidaré de ustedes;
los sostendré y los libraré.
5 »¿Con quién vas a compararme,
o a quién me vas a igualar?
¿A quién vas a asemejarme,
para que seamos parecidos?
6 Algunos derrochan oro de sus bolsas
y pesan plata en la balanza;
contratan a un joyero para que les haga un dios,
y ante ese dios se inclinan para adorarlo.
7 Lo levantan en hombros y lo cargan;
lo ponen en su lugar, y allí se queda.
No se puede mover de su sitio.
Por más que clamen a él, no habrá de responderles,
ni podrá salvarlos de sus aflicciones.
- Aquí me decía: Yo soy el que te sustenta . Y precisamente en ese tiempo había una alabanza que decía ‘Dios, tú eres mi sustento, que a mi vida da aliento, tu Espíritu me deja sentir como el viento. la fuerza que me lleva a luchar contra el tiempo, mi provisión del cielo, el Dios que me levanta y que a mi vida da aliento, al pronunciar tu nombre, la tempestad se calma, Dios, Dios, Dios¨
- Yo cantaba esa canción de día y de noche para recibir de Él esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Romanos 5:2-3
También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. 3 Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia
Romanos 11:33-36
¡Qué profundas son las riquezas
de la sabiduría y del conocimiento de Dios!
¡Qué indescifrables sus juicios
e impenetrables sus caminos!
34 «¿Quién ha conocido la mente del Señor,
o quién ha sido su consejero?»a]»>[a]
35 «¿Quién le ha dado primero a Dios,
para que luego Dios le pague?»
36 Porque todas las cosas proceden de él,
y existen por él y para él.
¡A él sea la gloria por siempre! Amén.
- Dios es Soberano.
Salmo 138: 7-8
Aunque pase yo por grandes angustias,
tú me darás vida;
contra el furor de mis enemigos extenderás la mano:
¡tu mano derecha me pondrá a salvo!
8 El Señor cumplirá en mí su propósito.
Tu gran amor, Señor, perdura para siempre;
¡no abandones la obra de tus manos!
- En mi angustia, me da vida.
Salmo 73: 23-28
Pero yo siempre estoy contigo,
pues tú me sostienes de la mano derecha.
24 Me guías con tu consejo,
y más tarde me acogerás en gloria.
25 ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.
26 Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,
pero Dios fortalece mi corazón;
él es mi herencia eterna.
27 Perecerán los que se alejen de ti;
tú destruyes a los que te son infieles.
28 Para mí el bien es estar cerca de Dios.
He hecho del Señor Soberano mi refugio
para contar todas sus obras.
- A quién tengo yo en el Cielo, sino a ti y no hay nada que yo desee comparable a ti.
Salmo 71: 3
Sé tú mi roca de refugio
adonde pueda yo siempre acudir;
da la orden de salvarme,
porque tú eres mi roca, mi fortaleza.
- Tú eres mi Roca, mi fortaleza.
Salmo 63:7-8
A la sombra de tus alas cantaré,
porque tú eres mi ayuda.
8 Mi alma se aferra a ti;
tu mano derecha me sostiene.
- Tú has sido mi socorro, en la sombra de tus alas yo me sostendré.
Salmo 62:8
Confía siempre en él, pueblo mío;
ábrele tu corazón cuando estés ante él.
¡Dios es nuestro refugio!
Salmo 61:2-3
Desde los confines de la tierra te invoco,
pues mi corazón desfallece;
llévame a una roca donde esté yo a salvo.
3 Porque tú eres mi refugio,
mi baluarte contra el enemigo.
4. Descanso y Entrega total.
Después de recibir toda esta Palabra de Dios y vaciar mi corazón delante de él, regresamos a Pereira nuevamente, y comencé a sentir la fuerza del Señor en mí, y decidí echar mis cargas a él.
Salmo 55:22
Encomienda al Señor tus afanes,
y él te sostendrá;
no permitirá que el justo caiga
y quede abatido para siempre.
Salmo 46:1-11
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza,
nuestra ayuda segura en momentos de angustia.
2 Por eso, no temeremos
aunque se desmorone la tierra
y las montañas se hundan en el fondo del mar;
3 aunque rujan y se encrespen sus aguas,
y ante su furia retiemblen los montes.
4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,
la santa habitación del Altísimo.
5 Dios está en ella, la ciudad no caerá;
al rayar el alba Dios le brindará su ayuda.
6 Se agitan las naciones, se tambalean los reinos;
Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba.
7 El Señor Todopoderoso está con nosotros;
nuestro refugio es el Dios de Jacob.
8 Vengan y vean los portentos del Señor;
él ha traído desolación sobre la tierra.
9 Ha puesto fin a las guerras
en todos los confines de la tierra;
ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas,
ha arrojado los carros al fuego.
10 «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.
¡Yo seré exaltado entre las naciones!
¡Yo seré enaltecido en la tierra!»
11 El Señor Todopoderoso está con nosotros;
nuestro refugio es el Dios de Jacob.
Salmo 23
El Señor es mi pastor, nada me falta;
2 en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce;
3 me infunde nuevas fuerzas.
Me guía por sendas de justicia
por amor a su nombre.
4 Aun si voy por valles tenebrosos,
no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado;
tu vara de pastor me reconforta.
5 Dispones ante mí un banquete
en presencia de mis enemigos.
Has ungido con perfume mi cabeza;
has llenado mi copa a rebosar.
6 La bondad y el amor me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor
habitaré para siempre.
2 Corintios 12:9
9 pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
- En este momento , comencé a percibir la muerte con otros ojos.
Filipenses 3:7-14
Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. 8 Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo 9 y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. 10 Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. 11 Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos.
Ciudadanos del cielo
12 No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. 13 Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, 14 sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
2 Corintios 5:1-9
De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas. 2 Mientras tanto suspiramos, anhelando ser revestidos de nuestra morada celestial, 3 porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará desnudos. 4 Realmente, vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y agobiados, pues no deseamos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.
6 Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. 7 Vivimos por fe, no por vista. 8 Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. 9 Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado.
2 Corintios 3-4
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
5. De regreso a la Realidad.
Llegamos a nuestra casa en Pereira y a la Iglesia; el recibimiento amoroso, comprensivo y caluroso de todos los miembros de la iglesia fue un detalle de Dios para volver a trabajar en Su Obra con pasión , amor, y dedicación sabiendo que Dios es mi Pastor, el que restaura, levanta, consuela en tiempos de angustia.
Había momentos donde se me hacía extraño que Iván no estuviera yá con nosotros; golpeaban a la puerta y pensaba que era él, recordaba su voz fuerte y la forma de enseñar a mis hijos como hermano mayor; lo recordaba con nostalgia, pero pensaba que se había ido de viaje largo . Cuando Dios lo disponga, nos volveremos a ver.
6. Decisiones con Dios
- Había que tomar decisiones firmes porque la vida sigue, y había dos hijos que observaban todo lo que yo decía y actuaba. También, mi labor como consejera espiritual, alabadora, maestra para niños, coordinadora del servicio social a la comunidad, discipulado a mujeres, matrimonios y jóvenes, me enseñaron a poner la mirada en Cristo y a depender de Dios y no en hombres o circunstancias de la tierra.
Estas decisiones con Dios fueron:
1. No quejarme más de lo que sucedió, Decido vivir el presente con Dios.
2. Dejarme guiar por Dios mediante Su Palabra
3. Pedir la llenura del Espíritu Santo para dominar mis emociones.
3. Acomodarme a los cambios, teniendo la esperanza y confianza en Cristo.
4. Permanecer fiel a Cristo y obedecer en Su Palabra .
Resultados:
- Dios llenó de paz mi corazón, podía hablar de cosas lindas de Iván sin llorar, y recordar la vida hermosa que Dios le dió en Pereira los últimos días de su vida.
- Siempre lo recuerdo con amor, agrado, y muchas veces le digo a Dios, cómo sería si Iván estuviera vivo ? Pero son cosas que pasan y yá.
El Señor no termina de hablarle a cada uno. Me volvió a llevar a Habacuc para responder a mis quejas:
Habacuc 2:1-5
2 Y el Señor me respondió:
«Escribe la visión,
y haz que resalte claramente en las tablillas,
para que pueda leerse de corrido.
3 Pues la visión se realizará en el tiempo señalado;
marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse.
Aunque parezca tardar, espérala;
porque sin falta vendrá.
- Era Dios volteando mi mirada hacia el futuro y ya no mirar más atrás.
- Hacer planes, proyectos y tener sueños en el hoy con Él.