Miedo? a qué?
Miedo a las arañas, a las alturas, a los ratones, a las serpientes, a la muerte de un ser querido, a la enfermedad, a los hombres, a los muertos, a las alturas, a los espacios pequeños, a hablar en público, a fracasar, a la oscuridad, a la soledad, a las cucarachas, al divorcio, a la locura, a la pobreza, a los cambios, a los aviones, a …… tantas cosas más!!
Las personas con miedos, en general cuestionan el carácter de Dios y sienten que no son merecedoras del amor de Dios. Tienen timidez, temores y preocupaciones constantes que les roba la paz, el gozo ocasionando vidas desdichadas y tristes.
El miedo toma muchas formas en el comportamiento humano para intimidarlas y destruirlas. Existe el miedo a la insuficiencia, incertidumbre, a lo desconocido, al fracaso, al rechazo, a ser juzgado, a ser un perdedor, al qué dirán, a la gente, a la pobreza.
Frente a éstos miedos, la persona adquiere mecanismos de defensa que le ayudarán a disimularlos y sobrellevar una vida aparentemente normal.
Uno de los Mecanismos de defensa es el CONTROL DE LAS COSAS.
Con este espíritu de Control, las personas aprenden a manipular a la gente con el fin de no perder bienes materiales, reputación o relaciones de amistad , familiares o laborales.
Para eliminar el miedo en nuestra vida, tenemos que permitir que el Espíritu Santo nos llene de amor, poder y dominio propio porque ese es el espíritu que Dios nos ha dado. Dios no me ha dado un espíritu de temor.
Tengo que convencerme que Dios es mi Padre y que ya no soy una criatura del mundo, sino un hijo de Dios, adoptado por la sangre de Cristo cuando recibí al Señor Jesucristo como mi Señor y Salvador para hacerme nueva, llena de amor y paz. Y el amor de Dios echa fuera todo temor.
Lo crees?
Es cuestión de fe en Jesús y en Su Palabra que es la Verdad.
Dios está delante de nosotros defendiéndonos y Su Palabra es la luz en nuestros pies que nos guía para no tropezar más con el miedo.
Jesús es mi luz y mi salvación, de quién temeré?
Dios me protege, me ayuda, es mi regugio, mi Torre fuerte.
Por todo ésto, entrégale tus miedos a Dios para que ya no controlen tu vida y deja que Dios maneje tu corazón para que vivas con amor, paz, paciencia, alegría, amabilidad, bondad, humildad, fidelidad y dominio propio.