El 19 de Diciembre de 1995 quise viajar con mi mamá a Colombia desde Washington, D.C , ciudad donde trabajaba como psicóloga para los latinos, dictando conferencias y haciendo consejerías para resolver problemas de violencia doméstica. También tenía un programa radial para ayudar a los hispanos y de esa manera me gané el título de “la psicóloga de los latinos”. Cuando me dijeron que no  podían llevar en el vuelo de American Airlines a mi mamá porque no había cupo y mi mamá tenía tiquete de cortesía, decidimos viajar a Miami y alcanzar un avión con cupo. Llegamos al otro día a Miami porque nos fuimos por carretera y el 20 de Diciembre , mi hermano en Miami nos recibió con la noticia de que el vuelo de AA se había estrellado antes de llegar a la ciudad de Cali. Yo sentí en ese momento que Dios me había dado una segunda oportunidad, porque habíamos podido estar en ese vuelo y no viajamos. Los medios de comunicación anunciaron que Carolina Hernandez, “la psicóloga de los latinos”, había muerto en el accidente y salió la noticia en las noticias de Colombia y Washington, D.C. Yo sentí la presencia de Cristo en mi corazón, comencé a llorar, y le dije que me perdonara por haber creído que yo podía dominar mi vida por el hecho de tener muchos títulos y conocimientos sobre la mente humana y me di cuenta que sin Dios es imposible vivir. Dios gobierna nuestras vidas y El me la quita o me la da cuando El quiere. Desde ahí, tengo una relación con Cristo, quien fue la persona que murió por mí y perdonó mis pecados para darme una vida nueva y abundante.